A todos se nos hace difícil escuchar a los demás, sobre todo cuando se trata de opiniones que difieren de nuestro pensamiento o, peor aún, si se trata de críticas sobre nuestro trabajo, sobre la forma de relacionarnos, de resolver ciertas cuestiones, etc.
La magia de «escuchar» está en aprender de «eso» que escuchamos. Prestar mucha atención y construir a partir de ello, aventajarse, dar vuelta la página.
Las opiniones o los consejos nos tienen que servir para evaluar nuestro oído, para analizar qué perciben los demás, cuáles son sus puntos de vista. Qué ven de nosotros, de lo que hacemos, y a partir de allí, lanzar una nueva estrategia.
Debemos reconocer que las personas somos diferentes, y por lo tanto, sus percepciones también. Esto nos representa diferentes escenarios, multiples «oportunidades» que debemos ser capaces de evaluar.
Es muy importante que sepamos aprovechar lo que recibimos creando un buen ambiente de trabajo, dandonos la posibilidad de mejorar como personas y creando un espacio apto para la creatividad y las «brainstormings».
Si nuestros compañeros de trabajo no tienen temor de confesarme algun error, de realizar una crítica sobre lo que hago, seguramente tampoco tendrán miedo de compartir sus ideas, de «lanzar la bomba» en cualquier momento para disparar muchas cuestiones.
De eso también se trata escuchar. De darle la oportunidad al que está del otro lado. De permitirle al otro que hable sin barreras ideológicas o subjetivas.
Uno de los aspectos fundamentales del «saber escuchar» es mantenerse siempre en posición de aprendizaje. Estar abierto a los cambios y a las opiniones.
Seguramente una persona convencida de que hace todo bien, que cree no tener más nada que aprender, será aquella que se niega a recibir otras visiones. Las va a oir pero no las va a procesar. Las va a desechar enojándose con quien esté «equivocado».
No saber escuchar paraliza y detiene el crecimiento personal, genera rechazo y autolimitación, lo cual nos llevará, a través del tiempo, a quedarnos atrás.
En el ambito laboral este proceso de comunicacion se denomina «feedback» o «Retroalimentacion». Hace referencia a una devolucion especifica y oportuna ( en el tiempo correcto) sobre el desempeño de una tarea.
Es decir que, para que sea productivo, el hecho de hablar-escuchar debe ocurrir en el tiempo apropiado para que la persona pueda corregirse y redireccionar su trabajo. De lo contrario, no implica ningún cambio positivo.
Para que quien recibe la crítica pueda tomarla positivamente hay algunos consejos que pueden ser de utilidad:
- Ser receptivo: mantener buena predisposición al cambio; entender que los demás también pueden tener opiniones formadas y sustentadas, aunque sean diferentes a la nuestra.
- Saber que las opiniones son eso, una mezcla de conocimiento con subjetividad. Pueden ser críticas acertadas o no pero siempre debemos recibirlas.
- No ser impulsivo: antes de responder a una crítica debemos reflexionar, evaluar si creemos que es correcta o no. manteniendo siempre un bajo perfil, con humildad y autocrítica.
- Solicitar fundamentación de las críticas u opiniones: que quien comenta nos asegure de hacerlo con el fundamento necesario, citando fuente o ejemplos.
- Tomar nota de las recomendaciones que nos hacen los demás: con el tiempo podremos evaluar si logramos un cambio y demostrarlo.
- No quedarse con lo negativo: no aferrarse a unas simples palabras que no hayan sido de nuestro agrado. Tratar de cambiar exprimiendo lo positivo.
- Implementar la «técnica del sandwich» para dar una opinión: para ofrecer una crítica sin herir a los demás está bueno poner en práctica esta técnica que intenta aminorar la negatividad y el rechazo del receptor. Esta técnica consiste en empezar con un reconocimiento hacia la persona haciéndole notar que no todo es negativo. Que hay muchos aspectos buenos en el trabajo del otro. De ahí plantear la posibilidad de hacer un trabajo aún mejor (no es lo mismo decir «no estás haciendo bien x cuestión» que recomendar «lo estás haciendo bien pero podrías implementar x alternativa») Por último, terminar con un mensaje alentador, que motive al otro al cambio. Por ejemplo: «estoy seguro de que vas a lograrlo o incluso buscarle un alternativa mejor» , «sos muy capaz». Con esto indicamos que a veces la forma de comunicarnos y decir las cosas puede variar un 100% el mensaje que pretendemos dar.
Para finalizar e invitando siempre a reflexionar, pensemos: las personas con quienes trabajamos, con quienes compartimos proyectos o diferentes tareas, nuestros jefes, son generalmente las personas que más tiempo del día comparten con nosotros.
No sería errado pensar que pueden conocernos notablemente dy construir una opinión bastante más certera de nosotros que un familiar. Es por ello, y por otros motivos, que aprender a escuchar puede ser una herramienta muy valiosa para mejorar nuestra carrera laboral.