Estamos acostumbrados a escuchar viejas frases, a leer viejos libros, a vivir en un viejo paradigma. El empresario innovador del nuevo siglo debe saber que las empresas ya no se identifican por su producto físico, por su servicio. Las empresas hoy día trascienden los limites de esos conceptos preestablecidos.
Debemos aprender que los limites del lenguaje, son los limites de la mente. La comunicación es un recurso esencial que debe, ante todo, saber usarse. Una estrategia comunicacional correcta, concreta, optima, objetiva, clara, es capaz de transformarse en la clave de un negocio sustentable.
La sustentabilidad va de la mano de la permanencia en el tiempo y lo que permanece en la mente de los consumidores es lo que conmueve, no lo que se necesita. Hay que darle a la gente lo que la gente no espera.
El medio de comunicación elegido debe ser óptimo para que el mensaje sea exactamente lo que la empresa se propuso comunicar.
Los recursos tangibles son insuficientes, debemos lograr anticiparnos, saber exactamente a donde vamos para no terminar en otra parte. Lo intangible, lo que no se ve, se ha vuelto trascendental.
Comunicar no es cuestión de palabras , de frases, de reuniones, comunicar es poder escuchar lo que no se dice, tener la capacidad de analizar, de decidir, de buscar medios no típicos de posicionarse en el mercado.
Intrínsecamente relacionado con la estrategia comunicacional en la nueva era está la Internet, la posibilidad de lograr un sinfín de puntos de entrada, la facilidad para contactar, de buscar, elegir y conocer en cuestión de segundos.
Internet es la herramienta que será capaz de asegurar la mayor cantidad de usuarios, de conocedores de tu negocio, de tu idea, de tu proyecto en marcha. Pero también podrá acarrearte ruidos comunicacionales ante una mala elección.
Debemos ser conscientes que detrás de Internet, de las redes sociales, de la «intercomunicación» hay gente responsable que se dedica a esto, que trata de comprender cada detalle de tus pedidos y ser empático con tus propuestas; que sabe que tu seguridad hace a la seguridad y consolidación de tus clientes.
Debemos, entre otras cosas, aprender a confiar, a arriesgarnos a lo nuevo. Ya no sirve tratar de curar con viejos remedios nuevas enfermedades.
Está en cada uno de nosotros el poder de decidir, pero la decisión depende de mucho más que eso.
«Las oportunidades en términos de mercado no tocan ninguna puerta; pasan delante de todas»