Si hablamos de emprendedores e innovación seguramente relacionamos estos términos con gente que supo descubrir potencial, talento. Personas que se arriesgaron a creer en su proyecto. Gente que encontró el éxito, que llegó a la cima acompañado de buenos resultados y buen contexto. Personas que fueron «ayudadas» por situaciones favorables.
Pero lamentablemente tenemos un concepto erróneo. Ser un buen emprendedor con ideas maravillosas no siempre viene de la mano del éxito. Ahora bien, nadie habla de quienes fracasaron y siguen en pie. Cuando uno concurre a cursos, charlas o seminarios siempre los disertantes son gente exitosa, que logró resultados deslumbrantes.
Ocurre esto en todos los ámbitos de nuestras vidas. Estamos acostumbrados a halagar y felicitar a la gente que «hace bien las cosas» o que «tiene suerte». Está bien visto, son ejemplos a seguir. Ejemplos que no siempre son aplicables ya que las condiciones suelen ser diferentes en cada caso.
Resulta ser una fabulosa idea la nueva herramienta utilizada en algunos lugares que se denomina «casting para encontrar emprendedores». Hablaremos un poquito de esto ya que personalmente me resultó una idea alucinante para implementar. Es una muestra de la innovación surgida del fracaso, de la unión de personas que decidieron contar sus experiencias y ampliar las expectativas de quienes aún no han logrado posicionarse donde desean.
Toda evidencia que sale a la luz es de historias de éxito, Google, Facebook, lo que nos lleva a tener una falsa percepción del riesgo. Los Jóvenes más que nada se convencen de que armar una startup exitosa es más fácil de lo que realmente es.
En Argentina, los emprendedores del país tienen una tendencia a crear todo de cero sin tener en cuenta todos los avances que se han hecho en el exterior y que pueden servir como base. Con esta actitud estamos olvidando el concepto real de «innovar» que significa «hacer algo diferente»; no implica empezar de cero algún proyecto.
Conscientes de la falsa percepción del éxito que provoca y cimienta el exceso de historias altamente redituables en este ámbito, un grupo de empresarios se propuso traer al país el concepto de «Fuckup Nights»,un evento en el que sólo se cuentan los fracasos.
El emprendedorismo está creciendo y los creadores de estos eventos sostienen que se lo viene haciendo con valores equivocados, más conectados con el fin que con el camino que hay que transitar para llegar a las metas.
Como ya dijimos antes, en los eventos para emprendedores la palabras la suelen tener los triunfadores que desde el escenario cuentan sus grandes conquistas como si en el camino esas personas no hubiesen tenido obstáculos.
Los creadores de Fuckup Nights ven al fracaso como el eje del aprendizaje y saben que hablar de él no sólo trasmite valores sino que quiebra paradigmas establecidos. Les dan la palabra a quienes se cayeron y se levantaron ya que brindan una mirada más realista e inspiradora.
Estos eventos se inventaron en México en 2012 y se han implementado ya en muchos lugares. Las empresas hoy día valoran mucho a las personas que saben lo que es el fracaso, quienes han aprendido de ello. De esto se tratan estos eventos, quienes hablan son personas hoy exitosas que han tenido que superar obstáculos en algún momento de su carrera.
El lado B del sector de los startups saca las penas de esto. Está de moda romantizar a los emprendedores, pero la realidad puede ser tan romántica como un chicle de vidrio: cero seguridad laboral, ansiedad con el dinero propio y vida social de ermitaños.
Los «emperdedores» forman una suerte de terapia grupal para microemprendedores. Lo bueno es que se haya llevado esta herramienta tan cotidiana de «terapia de grupos» a los emprendedores, gente que tanto se necesita para el crecimiento.
Es muy importante este paso que se ha concretado. La sociedad está tomando conciencia y para reclutar personal ya no es requisito impredecible tener un titulo profesional habilitante. Cada vez más se implementan los exámenes psicológicos, los test, las experiencias de vida, las preguntas acerca del aprendizaje, de los problemas enfrentados. Los jefes y organizaciones de gran jerarquía buscan gente idónea que sepa enfrentar obstáculos y salir adelante, no «bloquearse», encontrar alternativas y diversos caminos frente a las crisis. gente que encuentre la oportunidad en los problemas, que encuentre soluciones y que proporcione conocimiento de vida.
Gente que integre, que socialice, que colabore. Ya no se buscan grandes cerebros con proyectos independientes que pretenden el crecimiento personal. Las corporaciones necesitan personalidades positivas y con actitud. Gente que olvide las jerarquías y que sepa trabajar en equipo, una Adhocracia. Este es el nuevo esquema de las organizaciones innovadoras, una mezcla de más democracia con menos burocracia. Estas empresas de la actualidad hacen mucho énfasis en el staff de asesoramiento. Buscan gente que tenga conocimientos específicos y que sepa trabajar en equipo, delegar decisiones cuando sea necesario. Gente que se ocupe de lo que sabe y que traslade a otro lo que cree que no puede resolver.
Se integran grupos de trabajos con personas aptas y acordes a determinados proyectos. Trabajan en equipo y cada una hace su aporte. En estos grupos hay líderes que guían el trabajo, no hay jefes.
Este es el nuevo esquema de empresas que valoran los fracasos con aprendizaje obtenido. Es muy importante ver objetivamente los resultados y saber esperar cuando tenemos un proyecto prometedor que no nos devuelve la inversión de inmediato.
Para culminar, como dice una tradicional frase «que el éxito no se te suba a la cabeza y que el fracaso no te llegue al corazón» Esta frase a modo de recomendación implica que nos nos dejemos estar cuando logramos el éxito. No hay que convencerse de que los buenos resultados permanecerán para siempre si nos resistimos al cambio. Los mercados cambian y nosotros como empresa debemos adaptarnos. No debemos estancarnos en la «comodidad de lo bien hecho»
En cuanto al fracaso, tampoco debemos dejar que nos afecte y que nos lleve al abandono de un proyecto con futuro potencial. No debemos generalizar el fracaso y llevarlo a todos los ámbitos de nuestras vidas. Debemos encontrar la salida y apostar a nuevas ideas.