Leyendo libros sobre la educación financiera encontré varias opiniones, debates y situaciones diversas sobre el aprendizaje; más que nada relacionado a los contenidos escolares y la implementación de esto a la vida diaria. Al futuro y su proyección, a la utilidad de lo aprendido.
Creo que es cierto que pasamos bastante tiempo de nuestras vidas estudiando, en la escuela, teorías, conceptos y materias básicas. Obviamente que el paso por estas instituciones es necesario para nuestra formación; para tener vivencias, compromisos y tareas. Pero, por otro lado, siguiendo el pensamiento y opinión de algunos autores coincido en que falta la educación financiera.
Estudiamos mucho, nos capacitamos constantemente, nos educamos para tener un “buen empleo” y algunos pocos para ser profesionales independientes. Invertimos mucho dinero y fundamentalmente tiempo en educarnos ¿Pero realmente esto es lo que nos hará progresar en el futuro? Es necesario estudiar y capacitarse, generalmente las oportunidades son mayores pero esto no nos asegura buenos ingresos. Necesitamos saber cómo manejarnos, en qué invertir, cómo aprender.
Es curioso que contradictoriamente a lo que vende la escuela, grandes personajes, inventores, revolucionarios, son quienes han decidido no culminar sus estudios y especializarse en lo que realmente les interesaba. Punto este considerado por la nueva educación propuesta por china (materias básicas con mayor especialización)
Retomando, algunas de las personas que han tenido gran trascendencia sin culminar sus estudios son:
- George Washington- Presidente de EEUU.
- Abraham Lincoln- Presidente de EEUU.
- Benjamin Flanklin- Ministro de EEUU en Francia.
- George Eastman- Fundador de Eastman Kodak.
- Ray Kroc- Fundador de McDonald’s.
- John D Rockefeller- Fundador de Standard Oil.
- Henry Ford- Fundador de Ford Motor Company.
- Bill Gates- Fundador de Microsoft.
- Paul Allen- Fundador de Microsoft.
Muchas de estas personas han sabido encontrar la oportunidad en otro lado; evaluando lo positivo donde nadie lo veía; buscando el cambio. Incluso aprendiendo a través de juegos financieros y a prueba y error.
Traigo a colación un análisis de Edgar Dale donde presenta los diferentes tipos de aprendizaje planteándolos en una pirámide. Esto es útil de saber en todos los aspectos: personales (para aprendizaje propio) y para evaluar, por ejemplo, la publicidad, en cuestiones de negocios. Nos da una pauta de los métodos que podemos utilizar.
Como emprendedores queremos que nuestro producto/ servicio quede en la memoria, en la mente del consumidor, queremos posicionarnos. Aquí está la oportunidad de preguntarnos ¿Cómo trasmitimos? ¿Qué les resultará a ellos más memorable?
Entonces, Edgar Dale en su estudio estableció que una vez de transcurridas dos semanas recordamos:
- 90% de lo que decimos y hacemos (la experiencia. Cuando hubo acción en el medio. Lo llevamos a la práctica. En este caso activamos varios sentidos y tipos de memoria)
- 70% de lo que decimos (cuando solo hablamos. En pláticas, conversaciones, discusiones)
- 50% de lo que escuchamos y vemos (sería el caso de películas, exposiciones, demostraciones. Todo aquello que combine oído y vista al mismo tiempo)
- 30% de lo que vemos (solo situaciones por imágenes. Fotos, cuadros, dibujos, etc)
- 20% de lo que escuchamos (una exposición, disertación, entre otras cosas)
- 10% de lo que leemos.
Aquí vemos que “el fuerte” del aprendizaje está más centrado en la experiencia; cuando intervienen más de un tipo de memoria o sentidos. La escuela es fundamental y seguro que todo el aprendizaje es útil pero importa más llevarlo a la práctica o implementarlo a través de experiencias.
Como emprendedores es esto lo que debemos ofrecerle al cliente. Experiencia, prueba. Publicidades que combinen varias situaciones. Imágenes, folletos de lectura, charlas, por sí solos, aislados, serían poco útiles en la búsqueda del posicionamiento.
Obviamente que todo esto depende del tipo de memoria de la persona. Podrá ser un tema discutido pero siempre tenemos más aptitudes para ciertas cuestiones. Todos aprendemos de forma distinta y tenemos habilidades diversas. Por eso siempre importa conocer a quien recibe la información, adaptarla y tener en cuenta los porcentajes en que recordamos.